Un niño estaba volviendo a su casa después de un largo día de Halloween cuando vio a un anciano que le advirtió que no fuese por esa calle. El niño no hizo caso y siguió su camino. Pero vio algo
moverse entre la niebla, se acerco para ver que era y se dio cuenta de que era un hombre lobo. El niño consiguió escapar pero con graves heridas. Nunca se volvió a ver al anciano, tampoco al
hombre lobo.